La blefaroplastia es una cirugía que rejuvenece la mirada al eliminar el exceso de piel y/o grasa en los párpados. Ya sea por razones estéticas o funcionales, muchas personas recurren a este procedimiento para mejorar el contorno de sus ojos y devolverle frescura al rostro. Sin embargo, una de las preguntas más frecuentes antes de entrar al quirófano es: ¿cuándo se verán los resultados reales?
La respuesta depende de varios factores, como si se intervienen dos párpados (solo los superiores o solo los inferiores) o los cuatro, y de las características particulares de cada paciente, incluyendo su edad, calidad de piel y ritmo de cicatrización.
Justo después de la intervención es normal experimentar hinchazón, sensibilidad, moretones y algo de visión borrosa. Estos efectos suelen durar entre 5 y 7 días, y durante este tiempo es importante seguir las recomendaciones médicas al pie de la letra para favorecer una recuperación adecuada.
En cirugías de cuatro párpados, la inflamación tiende a ser un poco mayor y el proceso puede extenderse unos días más, mientras que en procedimientos limitados a los párpados superiores o inferiores, la recuperación inicial puede ser más rápida.
Pasados los primeros 7 a 14 días, la mayoría de los pacientes notan una reducción significativa de la inflamación y los hematomas, lo que permite empezar a ver cómo se va definiendo la zona tratada. En muchos casos, es en esta etapa cuando se retiran los puntos (si no son reabsorbibles) y los pacientes pueden volver a sus actividades habituales, utilizando gafas de sol y evitando el sol directo.
Entre la tercera y cuarta semana, la mirada se ve mucho más despejada, el rostro más descansado y los resultados comienzan a lucir más naturales. Aunque puede persistir algo de inflamación leve, el 70–80 % del resultado ya suele ser visible.
Es importante tener en cuenta que esta cirugía puede realizarse tanto en pacientes jóvenes que buscan eliminar bolsas de grasa, como en personas mayores que desean corregir el exceso de piel. En cada caso, la edad, el tipo de piel y el historial de cicatrización juegan un papel clave en la evolución final.
Aunque el cambio se nota desde las primeras semanas, el resultado definitivo de la blefaroplastia se alcanza entre los 3 y 6 meses. Durante este periodo, la piel termina de adaptarse y las cicatrices se suavizan por completo.
Con una buena rutina de cuidado y el acompañamiento adecuado, este procedimiento puede ofrecer resultados duraderos y armónicos, sin alterar la expresión natural del rostro.
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